El antiguo Antroxu de Avilés
Las Fiestas de Carnaval en Avilés siempre tuvieron una gran tradición y raigambre. Convivieron en ellas dos tipos de celebraciones: el popular antroxu y el carnaval galante de las clases pudientes. Aquel Avilés del siglo XIX y principios del XX contaba con una población de unos 25.000 habitantes, formada en un elevado porcentaje por rentistas y acomodados, consecuencia de la emigración americana. Ellos celebraban ese carnaval de paseos en carrozas y coches engalanados, de bailes de disfraces y de batallas de confetti y serpentinas, a imitación del de Niza o Venecia, especialmente el Domingo y el Martes de Carnaval, que se prolongaba con las piñatas del sábado y domingo siguientes. El Lunes de Carnaval, por el contrario, era el día en que las clases populares y, especialmente, los habitantes de los núcleos rurales cercanos tomaban la villa con su tradicional antroxu —denominación de estas fiestas en lengua asturiana—, con sus disfraces esperpénticos, sus batallas de huevos y sus murgas, coincidiendo con ser el día del mercado tradicional. Este carnaval popular venía prologado con el Jueves de Comadres, en el que se reunían las mujeres a merendar, y se cerraba el Miércoles de Ceniza con el Entierro de la Sardina y, más antiguamente, el Domingo de Piñata, también conocido como de Vieya, por quemarse en él muñecos de trapo o ropa vieja, como símbolo del fin del invierno. El antroxu de Avilés fue decayendo, tras las limitaciones y prohibiciones de máscaras que se sucedieron en los difíciles años de la República, de la Guerra Civil y de la posguerra, hasta quedar circunscrito a unas fiestas infantiles o a celebrar en sociedades o círculos cerrados.
La recuperación del Antroxu Avilesino
Coincidiendo con los nuevos aires que se respiraban al final de la década de los años setenta, un grupo de avilesinos se propuso apostar por la recuperación del antroxu de Avilés. Ciertamente, la ciudad ya no era la misma; su población se había multiplicado por siete, contando los barrios limítrofes que se levantaban en los municipios vecinos, como consecuencia de la intensa implantación de grandes empresas del metal y la fuerte inmigración. Tampoco las costumbres sociales se parecían en nada a las de la primera mitad del siglo. Sabedores de ello, ese grupo se propuso la recuperación del antroxu de Avilés acorde con la nueva realidad de la villa, procurando mantener las viejas tradiciones, si bien adaptadas a los nuevos tiempos, y muy especialmente su primitivo espíritu de fiesta eminentemente popular y participativa. Tras muchas entrevistas y reuniones, ese grupo de avilesinos constituyó, en septiembre de 1980, la Gran Orden de Antroxu de Avilés, en un acto festivo celebrado en una sidrería del barrio de Villalegre, al que concurrieron numerosos interesados con la idea y del que salió una proclama que contenía una convocatoria para las próximas fiestas. De esta forma, en febrero de 1981 y a pesar de que la lluvia no quiso perderse la ocasión, los avilesinos disfrutaron de su primer antroxu recuperado.
Las instituciones del Antroxu Avilesino
Una de las preocupaciones de la Gran Orden de Antroxu de Avilés, para consolidar el antroxu así recuperado, fue la creación de unas instituciones que fueran representativas del mismo y capaces de pervivir año tras año, tomadas de la tradición del carnaval. Para ello se ideó una figura central, recuperada de la antiquísima tradición de las fiestas trasgresoras, que se denominó Rey del Goxu y de la Faba. Es descendiente de las instituciones bufas de poder que, por carnaval, se elegían en numerosos lugares, en la mayoría de los casos por alguna especie de suerte a quien sacara una alubia —faba, en lengua asturiana—. De ahí su nombre, aunque no se mantuvo esa forma de designación, por ser inviable en la actualidad. El primer Rey del Goxu y de la Faba fue designado en el año 1982 por la Gran Orden de Antroxu y, desde entonces, cada año es el Rey saliente quien nombra, tras el Entierro de la Sardina y la Quema de la Vieya al final de las fiestas, a quien haya de sucederle el próximo año, designándole Príncipe, en cuyo cargo se mantiene hasta ser coronado Rey, en el acto inaugural de las fiestas, el viernes inmediatamente anterior al Domingo de Carnaval. El elegido puede ser una persona o entidad o grupo que se haya destacado durante las fiestas. El Rey del Goxu y de la Faba es quien inaugura y cierra las fiestas en sendos espectáculos públicos que él mismo organiza, confecciona el programa y el cartel, decide el motivo central de las fiestas y los adornos de la ciudad cada año y, en definitiva, preside e impulsa el antroxu durante el año de su reinado. En ese mismo acto inaugural tiene lugar la implantación de la Vieya, que es un muñeco que se instala en un lugar público y céntrico de la villa, y preside todas las fiestas, hasta ser quemado el Miércoles de Ceniza, como colofón de los festejos en medio de fuegos artificiales. Es el recuerdo de la quema de la ropa vieja, que solía hacerse por estas fechas como símbolo del principio del fin del invierno. Aunque inicialmente no formaba parte de las instituciones del antroxu de Avilés, el Descenso Internacional y Fluvial de la Calle Galiana ha adquirido una dimensión y trascendencia tales que, hoy día, ha de contarse entre las señas de identidad del carnaval avilesino. Consiste el Descenso en un recorrido de carrozas y artilugios de todo tipo, decorados con ciertos motivos navales al igual que sus tripulantes, que el Sábado de Carnaval, por la tarde, baja por la cuesta que hay desde la plaza del Carbayedo, por la calle Galiana, hasta la plaza de España y la calle de la Cámara, en el mismo casco histórico-artístico de Avilés. La calle se llena de agua y, desde los carromatos, se arroja agua a los espectadores y éstos, desde las aceras y los balcones, hacen lo propio con los participantes. Por último, las murgas, charangas y comparsas tienen una cita en la tarde del Lunes de Carnaval, para participar en el Concurso de Murgas y Charangas, que se celebra en el lugar céntrico y abierto al público, y todos los antroxos sin excepción tienen otra el Martes de Carnaval por la tarde para participar en el Desfile de Antroxu, para recorrer las calles de Avilés con sus carrozas y disfraces, en medio de una batalla de serpentinas y confetti.
El participativo Antroxu de Avilés
FUENTE: Ayuntamiento de Avilés.
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