Introducción
La emigración con destino al nuevo continente, que alcanza su mayor intensidad en las décadas finales del siglo XIX y en las primeras del XX, es uno de los rasgos mas característicos de la historia reciente de Asturias, influyendo de manera decisiva en la configuración de la sociedad asturiana contemporánea. Sin embargo, no es algo singular de la región, ni tan siquiera de nuestro país, sino que es necesario contextualizarla dentro del gran movimiento migratorio que llevó a millones de europeos a poner rumbo hacia tierras americanas, considerándolo por tanto como un apéndice de ese gigantesco trasvase poblacional. Se calcula que aproximadamente unos cuarenta y tres millones de europeos se desplazan hacia América entre 1821 y 1915. De estos aproximadamente unos 3.500.000 serían españoles.
En Asturias, la marcha de la población hacia otras regiones era ya algo habitual
antes de 1850, fecha que marca el aumento de la corriente americana, siendo durante el siglo XVIII la región de España que presentaba un mayor índice de emigrantes. Se puede establecer una doble dirección en los flujos migratorios asturianos. En general, el emigrante de condición humilde se dirigía al interior de la península, bien a Castilla, Andalucía o Extremadura a realizar trabajos temporales en el campo, bien a Madrid, de manera definitiva, donde la colonia asturiana era numerosa y se dedicaba normalmente a ejercer como aguadores, tenderos o serenos. Así pues, América no era el destino mayoritario, pudiéndose afirmar que las salidas hacia este continente eran reducidas y prácticamente limitadas a personajes de familias adineradas que podían permitirse el pago del billete. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del XIX el movimiento migratorio a Ultramar se convierte en el dominante.
Este fenómeno migratorio tiene su punto álgido en los años finales del siglo XIX y los iniciales del XX. Establecer el volumen total resulta difícil, pero la cifra puede rondar perfectamente los 350.000.
Causas
Como todos los hechos históricos la emigración asturiana tiene unas causas. La crisis agraria: Uno de los grandes problemas planteados en la economía asturiana a partir de 1850 es las dificultades atravesadas por la agricultura, siendo su estado particularmente delicado tras la crisis de subsistencias de 1854. Este hecho venía a empeorar más la situación de una estructura agraria arcaica, que sujeta a una explotación de tipo minifundista, difícilmente permitía un aprovechamiento óptimo de la riqueza de la tierra, originando, por lo tanto, rendimientos escasos y entorpeciendo la introducción de nuevas técnicas agrícolas. Esta situación se agravaba por el estado de superpoblación que atravesaba Asturias.
Otro de los motivos que impulsaron a los asturianos a emigrar, sería la huida del servicio militar. Este fue instituido con carácter obligatorio desde 1838 y su cumplimiento varió a lo largo del siglo XIX entre 7 y 3 años de servicio.
Pero por encima de todo lo mencionado o tal vez como su resultado, lo que realmente influía en la decisión de emigrar eran las ganas de ir a más. El afán de superarse, de hacer riquezas en el nuevo mundo, los deseos de ir a más de alcanzar las riquezas que en su tierra no encontraban, este último factor es posiblemente el más determinante. Es este sentido es bueno recordar unas palabras pronunciadas en 1893 por la escritora coañesa Eva Canel en un discurso en el Centro Asturiano de La Habana, y que han sido citadas por el profesor Rafael Anes en varias ocasiones: Habéis salido para dar rienda a las aspiraciones vuestras de ser y tener…
El viaje
Antes de salir, el emigrante tiene que cumplir una seria de trámites ayudado por el agente: debía conseguir el pasaporte, una la cédula de vecindad, la licencia, que es el permiso paterno (en caso de ser menor de edad), un reconocimiento médico, la fianza que acreditaba que no tenía cuentas pendientes con la justicia y que estaba exento del servicio militar y la obligación de pago que es el contrato particular entre el emigrante y el armador. Las mujeres solteras menores de 23 años que no iban con sus padres debían tener su autorización, en el caso de las casadas el permiso del marido y las viudas debían adjuntar el certificado de defunción de su cónyuge.
Hay que tener en cuenta que aparte de lo que le costaba el billete, el emigrante debía disponer de una suma para pagar los trámites, la ropa y los efectos personales, el traslado hasta el puerto de embarque, el hospedaje hasta la aparición de vientos favorables y debía reservar una cantidad en efectivo para los primeros días en América.
En definitiva, como ya se ha dicho, el emigrante debía disponer de un pequeño capital.
Las partidas de los emigrantes, durante toda la primera mitad del siglo XIX, se
realizaban fundamentalmente desde los puertos asturianos y su transporte lo efectuaba una amplia red de veleros locales, que principalmente salían de los puertos de Avilés, Luarca, Ribadesella y Llanes. Debido a su situación central y a las relativas ventajas que tenían, en relación con los restantes puertos, el de Gijón fue desde donde se llevó a cabo el mayor número de embarques. A lo largo del siglo XIX el transporte de viajeros se realizaba a bordo de veleros que con buen tiempo tardaban entre 30 y 40 días en llegar.
A principios de siglo XX el vapor se impone en las rutas ultramarinas, por lo que el viaje se redujo a unos 20 días.
Consecuencias
La emigración contribuyó notablemente a la modernización de Asturias mediante la llegada de capitales que fueron invertidos en diferentes actividades empresariales y por la importante labor filantrópica desarrollada por muchos de los que regresaron o desde el exilio ultramarino. Esta modernización no sólo se ciñó al ámbito material, sino que el retorno de los emigrantes introdujo en Asturias nuevas corrientes de pensamiento y formas de entender el mundo con las que habían tomado contacto en América. Pero la modernidad que venía también a través de objetos como cámaras, gramolas, radios, discos…
Por lo general los emigrantes no se enriquecían, pero si ahorraban lo suficiente como para a que a su regreso pudiesen comprar unas tierras o abrir pequeños negocios. Sin embargo, en mi opinión, más importante fueron las remesas de dinero enviadas por medio de giros desde América a sus familiares en Asturias, Estos capitales tendrían singular importancia al ser los destinatarios las familias de los emigrantes, siendo habitualmente empleadas en la compra de tierras y en la mejora de las explotaciones agrarias, así como en la apertura de pequeños negocios vinculados con el sector servicios y por supuesto el dinero enviado se utilizaba en ocasiones para cancelar las hipotecas que pesaba sobre las posesiones y que habían servido para costear el viaje. En general estas remesas de capital permitieron, que un amplio sector de la población rural asturiana adquiriese una cierta capacidad de consumo, básica para el desarrollo económico de una sociedad.
Fundación Archivo de Indianos
Museo de la Emigración
La fundación Archivo de Indianos – Museo de la Emigración se encuentra en la localidad de Colombres, Asturias, en la casa construida por el emigrante a México Iñigo Noriega Laso.
El edificio data del año 1.906 y lleva el nombre de “Quinta Guadalupe” en honor de doña Guadalupe Castro, esposa de Iñigo Noriega.
Este palacete, claro exponente de la arquitectura indiana en la cornisa cantábrica, pasó a dedicarse a Casa de Reposo y Hospital de Sangre, una vez fallecido en México su primer propietario. Fue adquirida posteriormente por el Estado Español y dedicada a Centro de Auxilio Social hasta 1.986. Al Año siguiente, por iniciativa del
Principado de Asturias, Caja de Asturias y la Universidad de Oviedo, se destinó a sede de la Fundación Archivo de Indianos.
Museo de la Emigración
El edificio data del año 1.906 y lleva el nombre de “Quinta Guadalupe” en honor de doña Guadalupe Castro, esposa de Iñigo Noriega.
Este palacete, claro exponente de la arquitectura indiana en la cornisa cantábrica, pasó a dedicarse a Casa de Reposo y Hospital de Sangre, una vez fallecido en México su primer propietario. Fue adquirida posteriormente por el Estado Español y dedicada a Centro de Auxilio Social hasta 1.986. Al Año siguiente, por iniciativa del
Principado de Asturias, Caja de Asturias y la Universidad de Oviedo, se destinó a sede de la Fundación Archivo de Indianos.
En su interior se han reconstruido algunas dependencias con mobiliario de la época, que ofrecen al visitante un reflejo de la “Casa Indiana”. El resto del edificio está ocupado por una selección sobre distintos aspectos de la emigración: la salida de los emigrantes y los puertos de destino, los grandes centros sociales de la emigración española, la añoranza de la tierra, etc.
Cuenta la Fundación con biblioteca y un importante archivo documental sobre los Centros Asturianos de México, Buenos Aires, Cuba, Tampa (Florida, U.S.A.) y otros Centros y Sociedades asturianas y españolas en América.
El objetivo común de la Fundación Archivo de Indianos, Centros Asturianos y Comisiones de Amigos (estas últimas constituidas en México, Argentina y Cuba), es la formación progresiva de un Archivo y un Museo centrados en el fenómeno de la emigración española a América.
Cuenta la Fundación con biblioteca y un importante archivo documental sobre los Centros Asturianos de México, Buenos Aires, Cuba, Tampa (Florida, U.S.A.) y otros Centros y Sociedades asturianas y españolas en América.
El objetivo común de la Fundación Archivo de Indianos, Centros Asturianos y Comisiones de Amigos (estas últimas constituidas en México, Argentina y Cuba), es la formación progresiva de un Archivo y un Museo centrados en el fenómeno de la emigración española a América.
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