En Asturias las construcciones con cubierta vegetal se centran en la montaña del suroeste, situadas en lugares altos. Se trata de rústicas cabañuelas dispuestas en pequeños apiñamientos o conjuntos.
Las construcciones con cubierta vegetal, de vivienda o de otros servicios (cabañas, corros, tendejones y hórreos) se reparten casi exclusivamente por Asturias en una superficie que comprende los concejos de San Martín de Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Grandas de Salime, Somiedo, Cangas del Narcea, Ibias y Degaña. Su presencia en estos ámbitos era mayoritaria a finales del siglo pasado.
Los teitos tienen planta circular o rectangular, dividida en dos partes básicas, con superficies similares que a su vez pueden subdividirse. Por un lado el espacio destinado a las personas, con acceso directo desde el exterior, astrago, donde se emplaza en el lugar central, el hogar bajo, lariega, acompañado por el horno, forno, que se adosa al muro exterior. Otras divisiones menores que se establecen dentro de él, albergan pequeños almacenes, algún pequeño cortello para los cerdos, o diminutos cuartos donde apenas cabe el camastro.
A su vez, el espacio destinado a cuadras, corte, puede subdividirse en cortellos para las vacas y ovejas. Sobre ella se crea un forjado, parreiro, destinado a pajar, que tiene acceso desde la zona de vivienda y puede ser usado para dormir.
Las construcciones con cubierta vegetal, de vivienda o de otros servicios (cabañas, corros, tendejones y hórreos) se reparten casi exclusivamente por Asturias en una superficie que comprende los concejos de San Martín de Oscos, Santa Eulalia de Oscos, Grandas de Salime, Somiedo, Cangas del Narcea, Ibias y Degaña. Su presencia en estos ámbitos era mayoritaria a finales del siglo pasado.
Los teitos tienen planta circular o rectangular, dividida en dos partes básicas, con superficies similares que a su vez pueden subdividirse. Por un lado el espacio destinado a las personas, con acceso directo desde el exterior, astrago, donde se emplaza en el lugar central, el hogar bajo, lariega, acompañado por el horno, forno, que se adosa al muro exterior. Otras divisiones menores que se establecen dentro de él, albergan pequeños almacenes, algún pequeño cortello para los cerdos, o diminutos cuartos donde apenas cabe el camastro.
A su vez, el espacio destinado a cuadras, corte, puede subdividirse en cortellos para las vacas y ovejas. Sobre ella se crea un forjado, parreiro, destinado a pajar, que tiene acceso desde la zona de vivienda y puede ser usado para dormir.
Al exterior se puede complementar con algún cuerpo anejo o edificio auxiliar aislado, como el hórreo o el pajar y almacén, palleiro, que alberga también la carreta, pudiendo tener delimitado el espacio libre anejo o la corralada con una tapia.
El horno se enfrenta al hogar, rodeado por un escaño fijo. Esta posición permite crear, apoyándose en dos vigas, un pequeño entablillado o encestado de varas, cainzo, sobre el hogar que permitesecar productos como las castañas o la matanza, constituyendo el techo de esta estancia la propia cubierta.
El rasgo diferencial más acusado de este tipo de viviendas consiste en el material empleado como cubierta: paja de centeno o escoba, adecuadamente dispuestas sobre un armazón de palos y entretejido de varas que se ajusta y acomoda a la estructura general del edificio. En los concejos de Ibias y Degaña subsisten aún hoy en día teitos de paja; en cambio, los de Somiedo, hechos de escoba, son los más conocidos.
La cubierta, de acusada pendiente, se dispone marcando una cumbrera paralela a la directriz de la planta, con dos faldones en los extremos. Su estructura está constituida por una serie de vigas inclinadas, de haya, formando elementales tijeras, a distancias cortas. Sobre ellas se sustentan unas piedras menores, que sirven de asiento a una cama de brezo, sobre la que se apoya la escoba, adquiriendo gran espesor.
Para evitar que se mueva el material de cubierta, se colocan sobra la cumbrera unos palos, llatas, sobre los que se asientan otros dos, largos, zancas, colgados por las dos vertientes principales, sujetos por otros menores en la cumbrera. Otro sistema de sujeción, a fin de evitar los efectos del viento, emplean unos palos ahorquillados que sujetan las llatas.
Normalmente todos los años se refuerza o revisa la cubierta al final del verano o comienzos del otoño, que es realizada manualmente.
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