El Museo de la Siderurgia pretende aunar cultura, industria, ocio e historia, como un nuevo modelo de interés y de conocimiento. Incluye rutas guiadas por la arqueología industrial de la comarca del Nalón y cuenta con un centro de recepción de visitantes que se encuentra en el interior de un refrigerante troncónico de la antigua Fábrica de La Felguera.
Tradicionalmente el eje de la economía asturiana ha sido la minería y la siderurgia, con altos hornos en La Felguera, Mieres, Avilés y Gijón. El pasado esplendor de esta actividad, y los tiempos presentes de forzosa reconversión, quedan a resguardo en el Museo de la Siderurgia (MUSI), ubicado en uno de los concejos pioneros de este sector en España: Langreo. Este museo es el complemento natural del Museo de la Minería (MUMI), en EL Entrego.
El “refrigerante de Valnalón” es una construcción que forma parte del Patrimonio Industrial de Asturias y que ha sido acondicionado recientemente para que los amantes de la cultura tengan acceso a una peculiar colección. Por fuera, la robusta chimenea ha sido decorada con una banda multicolor que sirve para identificarla en la distancia y darle un tono museístico. Ya no echa humo, ahora en su interior bullen la historia y las ideas. Dentro del inmenso cono se ilustra perfectamente el proceso que lleva al mineral de hierro a convertirse en acero. También se nos explica la historia y la sociología del trabajo en las fábricas, la vida de los asentamientos obreros en las inmediaciones y el desarrollo territorial de las urbes asociadas a esta industria.
Para ello el MUSI cuenta con maquinaria y elementos de trabajo de las antiguas factorías, esclarecedores paneles informativos, sala de audiovisuales, biblioteca, etc. La intención es mostrar claramente el proceso de industrialización que vivieron las cuencas mineras asturianas desde el siglo XIX.
El empresario riojano Pedro Duro fundó en 1857 la empresa Duro y Compañía, que llegó a ser el centro siderúrgico más importante de España. Con la llegada de este emprendedor, el valle, básicamente ganadero y minero hasta entonces, sufrió una paulatina transformación. Con el crecimiento siderúrgico se fue creando una estela de ciudades cercanas que dieron trabajo a miles de asturianos. Todas ellas, como La Felguera, se desarrollaron a la sombra de los altos hornos y su industria derivada, dejando a la postre un destacadísimo legado socio-cultural.
En el año 1900, Duro y Compañía se reconvierte en la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera, S.A., y en 1902 empieza a cotizar en Bolsa. En 1920 es la mayor empresa carbonera del país, gracias a cuyos beneficios se acometen importantes transformaciones técnicas del negocio siderúrgico. Durante los años 1940 y 1950 la minería y la siderurgia encuentran un entorno muy favorable. Duro dominará el mercado nacional junto con Altos Hornos de Vizcaya hasta 1960, década en la que se marca el inicio del proceso de reestructuración minera e industrial. En 1961 se crea la Unión de Siderúrgicas Asturianas (UNINSA), formada por Duro Felguera, la Fábrica de Mieres y la Fábrica de la Sociedad Industrial Asturiana, germen de lo que luego sería ENSIDESA, a la que pasan todos los activos siderúrgicos de Duro Felguera.
Para analizar esta trayectoria, revivirla y estadudiarla en profundidad, el MUSI también cuenta con actividades de formación, investigación, documentación y publicaciones propias. En la Sala de audiovisuales se proyectan dos documentales: “El proceso de elaboración del acero” y “Desmantelamiento de los hornos altos de la antigua fábrica”. Después, accedemos a la primera planta del refrigerante donde existe una colección de minerales y herramientas de la época. La distribución de los contenidos es temática y está organizada en cinco zonas diferenciadas. El espacio destinado a las exposiciones es completamente diáfano, con el aliciente de sentirnos dentro de una chimenea industrial. Si miramos hacia arriba, tras una plataforma acristalada, descubrimos el cielo enmarcado en una enorme boca circular.
Pero el imponente centro de recepción no agota todo lo que ofre el Museo de la Siderurgia, y las visitas no terminan aquí, más bien comienzan. Es el punto de partida para otras visitas opcionales: “La vivienda obrera en La Felguera: los espacios de vivir” y “La Felguera, el espíritu emprendedor de Pedro Duro y el origen y desarrollo de un núcleo de población”, que llevan
al visitante por dos de las zonas de Langreo que más cambiaron durante esa época industrial y que conservan en perfecto estado las huellas que dejaron los trabajadores y propietarios de la antigua fábrica: casas obreras, “chalet de los ingenieros”, farolas y quiosco de la música en el Parque…
El Museo, en suma, devuelve a la localidad de La Felguera unas raíces industriales que estuvieron a punto de ser olvidadas por una reconversión que parece no tener fin, poniendo a disposición del visitante su historia y su presente.
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