viernes, 18 de enero de 2013

ARTESANÍA TRADICIONAL ASTURIANA















Asturias es una comunidad rica en tradiciones, que al mismo tiempo apuesta decididamente por la innovación como motor de futuro y su artesanía es un reflejo de esta realidad.
La artesanía está siendo redescubierta, porque utiliza técnicas y materias primas autóctonas, contribuye a fijar la población rural, las tradiciones centenarias y el patrimonio cultural; exige un bajo consumo energético, es poco agresiva con el entorno medioambiental, complementa otras actividades de tipo agrícola, pesquera o turística; la artesanía exige capacitación técnica, potencia la creatividad y puede generar un alto valor añadido capaz de permitirle configurarse también como un negocio rentable.
Los talleres tradicionales coexisten con una nueva cultura de los oficios , basada en la innovación, la reutilización de las materias primas que han sido durante siglos la base de sus producciones y la incorporación cada vez más decidida de otras nuevas y sobre todo un audaz tratamiento de las formas y una incorporación decidida del diseño.



Cerámica

Asturias es una región con arraigada tradición ceramista, recogiéndose ya en el siglo XVIII los primeros datos que apuntan a la fundación de fábricas de loza y a la aparición de numerosos obradores de tipo artesanal. Faro, en Limanes (Oviedo) y Llamas de Mouro (Cangas del Narcea) son los principales centros alfareros de la región, destacando principalmente por la fabricación de vasijas, ollas y otros utensilios, sobre todo de cerámica negra. 


Madera


La madera es la principal materia prima de la artesanía asturiana, debido a la abundancia de bosques: de castaños, de robles, de hayas, etc.. y a la calidad de las maderas que se obtienen de ellos. Siempre imprescindible en la sociedad tradicional para la construcción de viviendas y hórreos, la madera se empleó también para la fabricación de objetos domésticos, como las xarras, las fiambreras, las escudillas, y las madreñas, calzado típico asturiano. Es así como existe una gran tradición asturiana de artesanía de madera, que engloba a madreñeros, cesteros, mimbreros y cunqueiros.




Metal


Las ferrerías o mazos, eran talleres artesanos donde se reducía el mineral de hierro o de cobre para una forja posterior, adquirieron gran importancia allá por el siglo XVIII. La abundancia del mineral, el agua, con caída suficiente para dar potencia a las máquinas soplantes y, la madera, para avivar el fuego, componentes muy presentes en el Occcidente asturiano hizo que fuese allí donde esta actividad se desarrolló más.. Tal fue el caso de Somiedo, concejo de abundantes yacimientos de hierro, río caudaloso y grandes bosques para la combustión, o Taramundi, famosa por sus cuchillos y navajas y en Miranda, se ha hecho popular su artesanía donde todas las familias, prácticamente, eran caldereros.


Azabache


El azabache es un carbón petrificado hace sesenta millones de años, convertido en lignito de color negro. La necesaria paciencia y habilidad de su talla, le convierte en materia prima ideal para el trabajo artesanal.
Es Asturias la cuna del azabache, donde ya desde el siglo XIII se vende el mineral en bruto a los labradores gallegos. La parroquia de Oles, en el concejo de Villaviciosa, acoge la única mina de azabache en explotación que existe actualmente en España.


Cuero





Desde el siglo XVIII, época de esplendor de la artesanía asturiana, nos encontramos con diversas fábricas de curtidos, como las que se abrieron en Oviedo, Tineo y Gijón. Siendo abundante la producción de cueros en aquella época, sobre todo en el gremio de los zapateros que alcanza cierto renombre en Noreña y Pimiango.

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