martes, 20 de noviembre de 2012

CENTRO NIEMEYER - AVILÉS

El Centro Niemeyer es una especie única en su género, un aglutinador cultural que busca la sinergias de las artes dentro de una arquitectura envolvente y de perspectivas hermosas y calculadas. Aquí la línea recta brilla por su ausencia y la plasticidad del complejo sirve de encuentro común a algo tan flexible como la música, el cine, el teatro, la danza, las exposiciones, la gastronomía o la palabra.
El Centro Niemeyer
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El Centro Niemeyer
El Centro Niemeyer
Se trata de una plaza abierta al mundo, como dice uno de sus eslóganes, ubicada en la margen derecha de la Ría de Avilés. Es la primera y principal pieza de La Isla de la Innovación, un proyecto más amplio para regenerar una ciudad profundamente industrial en el siglo XX que aspira a una reconversión estética y postindustrial en el XXI. Desde antes de su inauguración en marzo de 2011, el centro ya ejerció de potente imán capaz de atraer talento y por Avilés comenzaron a desfilar todo tipo de personalidades y celebridades: Woody Allen, Kevin Spacey, Brad Pitt, Wim Wenders, Carlos Saura, Paulo Coelho, Wole Soyinka, Vinton Cerf y un largo etcétera. Y así se construye poco a poco una comunidad ilusionada y activa, identificada con la marca Centro Niemeyer.

El 15 de diciembre de 2010, el complejo avilesino, aún en obras, abrió por primera vez sus puertas con motivo del 103 cumpleaños de Oscar Niemeyer, el prestigioso arquitecto brasileño que da nombre al centro cultural y que hace años accedió a regalar a Avilés este proyecto como agradecimiento a la concesión en 1989 del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Es su única obra en nuestro país y considerada como la más importante de las que ha realizado en Europa este seguidor de Le Corbusier y padre de Brasilia. La magnitud de la misma comenzó en el propio terreno en el que se asienta, porque éste ha sido ganado al mar y para ubicar los cimientos hubo que pilotar a más de 20 metros de profundidad buscando roca. Los edificios resultantes son, además, más altos hacia abajo que hacia arriba y por eso se utilizaron tecnologías de construcción muy innovadoras. Baste un ejemplo: para levantar la cúpula con forma de iglú se empleó una técnica llamada Domo, que consiste en inflar una membrana de PVC y después proyectar el hormigón y encofrar desde dentro. Esto permitió construir la cúpula en apenas unas horas, siendo la primera vez que esta técnica se empleaba en España en una obra civil.
El Auditorio, la Cúpula, la Torre-Mirador, el Edificio Polivalente y la Plaza Abierta son los cinco espacios que componen el Centro. El primero de ellos no es sólo el más alto sino también el que ha resultado más arduo en cuanto a su construcción, dada la complejidad de las formas. Nos sorprende por su amarillo intenso y el dibujo a grandes y delicados trazos de una mujer que descansa plácidamente y que parece darnos la bienvenida.

El auditorio interior cuenta con cerca de 1000 butacas; el hall ha sido diseñado para albergar exposiciones y bajo el espacio escénico se halla una sala de cámara, para la celebración de espectáculos de aforo reducido. Otra de sus características es su gran escenario, integrado en el edificio pero abierto a la Plaza, pensado para grandes citas como conciertos al aire libre y con un aforo para 10.000 personas.




La Cúpula o semiesfera constituye un espacio expositivo diáfano de 2.000 metros cuadrados. Su interior, de formas sinuosas que logran un equilibrio inaudito, alberga una lámpara diseñada por el propio arquitecto y una elogiada escalera helicoidal.

La Torre-Mirador, de 20 metros de altura, con armoniosas escaleras en espiral, permite apreciar la disposición de la obra sobre la ría. Ha sido pensada como espacio gastronómico. El Centro Niemeyer otorga a la gastronomía una entidad cultural similar a la de cualquier otro arte. En su interior el visitante puede presenciar y degustar la preparación de menús creados por chefs invitados.

En el Edificio Polivalente se encuentra el Cine, con capacidad para cien personas. Este espacio es el único del Principado en el que se proyectan películas en versión original de manera permanente. Su presidente y asesor en materia de contenidos es Woody Allen. Destacan también otras salas multidisciplinares, especialmente las dominadas por dos hermosos murales diseñados por el propio Niemeyer.

Por último, la Plaza Abierta, es un gran espacio en el que se realizan actividades lúdicas y culturales y que, de alguna forma, supone un nexo entre el Centro y la ciudad, ya que el casco histórico se halla a apenas 500 metros.





El resultado final es un lugar de gran belleza que dejará indiferentes a muy pocos. La explanada en la que se levantan los edificios es un espacio cargado de magia y de armonía, donde predomina el cemento blanco que parece tela inmaculada y que ha sido capaz de relegar a un segundo plano las chimeneas industriales y contaminantes. Se dice que el propio Niemeyer ha comentado en alguna ocasión que “si algo es bello, es útil” y esa visión está también clara en distintos aspectos del Centro, como la pasarela que une la Cúpula y el Auditorio y que no tiene otra utilidad que guiar nuestros ojos entre el conjunto de edificios.
Frente a todo ese despliegue artístico se halla una pasarela flotante que lo une a la ciudad y que sirve de mirador sobre el nuevo espacio arquitectónico. Un paseo que los ciudadanos de Avilés y sus visitantes frecuentan entusiasmados.

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