Localización: Ocupa las instalaciones de la denominada Estación del Norte (Playa de Poniente). Con la puesta en marcha de la nueva red arterial ferroviaria de Gijón, la Estación del Norte dejó de prestar servicio. Gracias a un convenio firmado por Renfe y el Ayuntamiento de la ciudad y debido al abandono de estas instalaciones, se cedieron más de 12.000 metros cuadrados de terreno, incluyendo el antiguo edificio de viajeros, con la condición de que fuesen reutilizados con fines culturales y sociales. A partir de este momento el Ayuntamiento trabajará en un plan inicial de desarrollo para el Museo del Ferrocarril de Asturias.
El edificio que acoge actualmente la sede del Museo fue levantado entre 1872 y 1873 bajo la supervisión de Melitón Martín, ingeniero jefe de la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste. Entró en servicio en 1874, fecha de la inauguración del tramo Gijón-Pola de Lena y permaneció abierto hasta 1990. Las obras de intervención arquitectónica para la adaptación de las instalaciones al museo se realizaron en tres fases. En un primer momento se rehabilitó el antiguo edificio de la Estación del Norte y se construyó un edificio paralelo al de la estación, uniendo ambos mediante una marquesina. La obra reintegró muchos de los elementos originales del edificio, sobre todo en el interior de la planta baja. Más adelante se construyó el cierre perimetral del recinto del museo, con una longitud de más de 650 metros y, en una última fase, las obras se basaron en las necesidades concretas del museo, tanto para la exposición permanente y las necesidades del público, como para el trabajo interno de la institución y la recuperación del patrimonio.
Acceso: La ciudad de Gijón cuenta con estación conjunta de las compañías estatales ferroviarias RENFE y FEVE, estación de la empresa de autobuses ALSA, etc. Por carretera, su principal vía de comunicación con Oviedo —capital del Principado de Asturias, de la que dista 30 km— es la autopista A-66, conocida como la «Y», que une los tres grandes núcleos urbanos asturianos: Oviedo, Gijón y Avilés. Autobuses urbanos: Líneas 1, 4, 9, 12, 16 y 21.
Descripción:
El 22 de octubre de 1998, el príncipe heredero Don Felipe de Borbón inauguró en Gijón una iniciativa del Ayuntamiento de Gijón —gestionada por la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular—: el Museo del Ferrocarril de Asturias, uno de los más completos de España. Este joven museo ofrece al visitante la posibilidad de hacer un recorrido por la historia del ferrocarril, un medio de transporte que acaba de cumplir su 150 aniversario en nuestro país. Las expectativas depositadas en él se han cumplido con creces, ya que, cuando apenas habían transcurrido cinco meses desde su apertura al público, 37.000 personas lo convertían en el más visitado de Asturias. Tamaño éxito debe buscarse en una feliz conjunción de factores: lo atractivo de la idea puesta en marcha; la receptividad, apoyo e impulso prestados por el Ayuntamiento gijonés; la extraordinaria capacidad de su director, Javier Fernández López; el magnífico apoyo de su equipo, y, por supuesto, la impagable colaboración de las asociaciones de Amigos del Ferrocarril de Asturias —con sede en Oviedo—, y la de Gijón, «Don Pelayo».
Locomotoras a vapor, diésel, coches de viajeros, diferentes tipos de vías, faroles, aceiteras... ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de la recordada tercera clase —con duros e incómodos asientos de madera— que marcó los inicios del incipiente ferrocarril de pasajeros? Estos y otros muchos elementos y colecciones se encuentran reunidos en el Museo del Ferrocarril de Asturias, que pretende llevar a sus visitantes a través de un recorrido histórico y cultural sobre el mundo del ferrocarril en Asturias, su origen y su desarrollo.
Viajar en tren ha representado y representa una experiencia particular. Para algunos era una especie de ceremonia que comenzaba con los preparativos del viaje, siguiendo con la llegada a la estación o apeadero de salida y continuando en el momento en que se accedía a uno de aquellos renqueantes trenes de madera, arrastrados por máquinas de vapor, que pese a su lentitud, permitían desplazarse a lugares hasta entonces muy lejanos. Desde esos inicios hasta la actualidad, la acelerada evolución de los medios de comunicación ha inclinado al ferrocarril a desempeñar un nuevo papel en el transporte, desarrollando las cercanías, los viajes turísticos y el transporte urbano (metro y tranvía). El Museo del Ferrocarril de Asturias ayudará a los amantes del tren y a los curiosos a introducirse o a profundizar en todo un mundo que se desliza sobre raíles desde hace 150 años. Echemos la vista atrás.
El Museo, una documentada mirada retrospectiva
El nacimiento del ferrocarril en Asturias fue consecuencia directa de la Revolución Industrial y desencadenó un cambio radical en el transporte de viajeros y mercancías. Este nuevo medio de transporte no sólo permitió la realización de viajes antes indispensables, sino que transformó los hábitos de viajar, contribuyó al despegue minero e industrial y, a su vez, al desarrollo económico y social de la región. Con el paso del tiempo, el tren tendrá que competir con nuevos medios de transporte, por lo que se especializará en el transporte de grandes cargas y en los viajes de cercanías.
En 1852 tuvo lugar la apertura oficial al público del primer tramo de una línea de viaje entre Gijón y Carbayín, perteneciente a un ferrocarril asturiano de servicio público: el Ferrocarril de Langreo. Progresivamente, el viaje en tren sustituyó a los caballos y a los carros, las distancias se fueron acortando, así como la duración de los viajes, hasta convertirse en un medio de transporte masivo. La forma de viajar y las condiciones del viaje en sus inicios fueron evolucionando al igual que el ferrocarril; sin embargo, su recuerdo permanece prendido en la memoria colectiva.
La red asturiana estuvo configurada por ferrocarriles diferenciados según el ancho de vía utilizada y explotados a lo largo de su historia por diferentes compañías ferroviarias. Las líneas de vía ancha fueron explotadas inicialmente por la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste de España. Posteriormente, la explotación pasó a Ferrocarriles de Asturias-Galicia-León (A.G.L.). En 1885 se integra en Caminos de Hierro del Norte de España y en 1941 todas las líneas pasaron a Renfe. La compañía del Ferrocarril de Langreo fue la única que utilizó una vía de ancho internacional y formará parte de Feve.
Las líneas férreas implantadas en el territorio asturiano nunca llegaron a configurar una auténtica red ferroviaria debido a lo accidentado del terreno y al modo de implantación del ferrocarril en esta zona. Desde el punto de vista del transporte de mercancías, su desarrollo respondía a intereses mercantiles y empresariales y no a un deseo de dar un empuje al desarrollo integral de la región. El modelo ferroviario aplicado en Asturias tenía como principal finalidad dar salida al carbón y a los productos siderúrgicos, de tal manera que no llevó a una transformación global del espacio, sino que su incidencia se apreció sobre todo en las cuencas mineras y en el triángulo comprendido entre Oviedo y los puertos marítimos de Gijón y Avilés.
La faceta de las redes interiores de las empresas mineras y siderúrgicas, al margen del servicio público, servía tanto para transportar el carbón hasta las estaciones o cargaderos, como para relacionar las fases de producción o dar salida a los artículos elaborados. En Asturias se conoce la existencia de al menos 150 ferrocarriles industriales. Estos dos sectores económicos ocultaron en cierta medida que el Principado tenía a finales del siglo XIX otros recursos, como un pujante sector alimenticio, fábricas de vidrio, electricidad, etc., que conferían al paisaje industrial asturiano un aspecto mucho más diverso y rico.
Un último aspecto importante dentro de la evolución del ferrocarril en Asturias ha sido la dependencia tecnológica respecto al extranjero. Las primeras locomotoras fueron traídas del Reino Unido. Posteriormente, las máquinas serán suministradas por fabricantes belgas, franceses, americanos, alemanes y, en menor medida, españoles. La industrialización asturiana no fue capaz de generar una industria propiamente ferroviaria. La fabricación de material ferroviario era manufacturera, por lo que pocas locomotoras han sido construidas en la región y los pocos casos existentes han sido copias de modelos extranjeros. Sin embargo, nombres con José Elduayen, Lino José Palacios, Jerónimo Ibrán, Justo del Castillo, etc., figuran entre los técnicos que proyectaron, construyeron y dirigieron los ferrocarriles asturianos.
Un Museo con historia
La primera fase constructiva del Museo fue financiada gracias a los Fondos Estructurales europeos, a través del Programa RESIDER 1989-1991 (Programa de Reestructuración del Sector de la Industria Siderúrgica). Al mismo tiempo se elaboró el Inventario del Material Ferroviario existente en Asturias, cuya realización respondía a una necesidad urgente de garantizar su preservación y supuso el primer paso para la obtención de una colección permanente.
El Museo del Ferrocarril de Asturias se crea con el objetivo de convertirse en el centro fundamental para el conocimiento de la Historia del Ferrocarril en Asturias y la preservación de los testimonios del pasado. El museo no se limita a ofrecer una visión nostálgica y evocadora del pasado, sino que intenta mostrar las claves para el entendimiento y comprensión de los procesos venideros. Sus funciones principales se centran en la investigación, conservación, documentación y comunicación.
«El Museo como paisaje, el paisaje del Museo»
El Museo es un centro en el que se presenta la historia social y económica asociada al mundo del ferrocarril. Por qué se creó el ferrocarril, por qué se implantó en Asturias, qué significó para el desarrollo de la región, quiénes lo construyeron, cómo se financió, quiénes trabajaron en él, quiénes y cómo lo utilizaron, etc., son algunas de las preguntas a las que intenta responder el Museo.
Los objetivos de este diseño se definen con una metáfora: «el museo como paisaje, el paisaje del museo». La exposición ha sido construida con diversas unidades temáticas y un rico conjunto de piezas de colección, donde el visitante podrá ir construyendo su propio itinerario. Como complemento, una parte del material móvil restaurado recorrerá el recinto exterior del museo, con lo que los visitantes participarán en la experiencia de viajar en locomotoras de vapor.
Cronología e historia del ferrocarril y su implantación en Asturias, piezas y conjuntos singulares de material móvil ferroviario e industriales, colecciones (vías, telefonía, faroles y señales, billetes, aceiteras, placas), conjuntos temáticos (el ferrocarril de los viajeros, de los ferroviarios, de las compañías, de los ingenieros, de las máquinas, de la industria y la mina), diversos itinerarios con el fin de que cada visitante diseñe su propio circuito en el Museo según sus intereses y exposiciones temporales para complementar la exposición permanente (como el nuevo tranvía de Gijón), son algunos de los contenidos ofrecidos al visitante.
El patrimonio ferroviario e industrial existente en Asturias es uno de los más ricos de España. La colección prevista en el museo está formada por un total de más de 1.000 piezas, de las que 100 son material móvil (locomotoras, coches de viajeros, vagones y vehículos de carretera). El conjunto ha sido reconocido como uno de los más destacados de Europa en su género. Además, el Museo cuenta con un Servicio de Documentación formado por un archivo documental, una biblioteca especializada y una fonoteca y diversos servicios a los visitantes, como áreas de descanso, salón de actos, publicaciones, asesoría técnica, espacio comercial, etc.
Exposiciones permanentes
La exposición permanente del Museo del Ferrocarril está formada por una serie de unidades temáticas relacionadas con la historia social, económica e industrial asociada al mundo del ferrocarril en Asturias. Se exponen más de medio centenar de piezas de material móvil ferroviario restauradas y alguna de ellas, en orden de marcha y, además, un gran número de pequeño material relacionado con el mundo del ferrocarril.
Colecciones: La Vía (en esta unidad se describen los elementos constituyentes de las vías y operaciones necesarias para su instalación y tendido), Telefonía (conjunto de elementos de telegrafía y telefonía vinculados al ferrocarril), Faroles y señales (colección de faroles, linternas y señales de diverso tipo, incluyendo grandes postes de señales), El Billete (colecciones de billetes y otros elementos relacionados con ellos: compostores, armarios billeteros, etc.), Aceiteras (conjunto de recipientes de diversos tamaños y modelos que poseen una función idéntica: el engrase y lubricación de máquinas y otros elementos ferroviarios), Placas.
Exposiciones temporales
El Museo dispone de una sala de exposiciones temporales en la que se pueden visitar muestras dedicadas a los ferrocarriles y el patrimonio industrial, así como otros temas que amplían o complementan los contenidos de la exposición permanente.
Patrimonio industrial destacado
En marzo de 2011 se conocía que había sido elegido entre los 100 elementos más importantes de patrimonio industrial de España, en la lista elaborada por The International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage (Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial) por «su valor arquitectónico e histórico, el estado de restauración y conservación, así como su interés como testimonio social y la rentabilidad social que genera».
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