domingo, 20 de febrero de 2011

ARTE RUPESTRE EN ASTURIAS

El arte rupestre paleolítico es una forma de expresión gráfica realizada sobre soportes no perecederos, como son las paredes rocosas de cuevas y abrigos. Para su ejecución se emplearon, aisladas o en combinación, las técnicas de la pintura y el grabado. La primera, a base de colorantes obtenidos de óxidos de hierro o carbón vegetal aplicados con la mano, con lápices y pinceles, tampones o mediante soplado. El segundo, mediante la incisión y raspado de la pared de buriles de sílex.
Es un arte de cazadores que representa sobre todo animales, aunque también signos de oculto significado y contadas figuras humanas. Constituye la más depurada plasmación del pensamiento simbólico de nuestros ancestros, los primeros homo sapiens que colonizaron el occidente europeo hace unos 35.000 años.
Este ciclo artístico duró unos 25.000 años y en él se han distinguido varios períodos o "estilos". Se observan asimismo diferencias regionales, que definen distintas áreas dentro de un fenómeno cultural ampliamente extendido por la geografía europea. Hacia 10.000 años antes del presente desaparecerá sin dejar rastro, al compás de los cambios ambientales que conducen al período climático actual y de las transformaciones económicas y sociales que aquellos llevan aparejadas.
En 1985, la UNESCO reconoció a la Cueva de Altamira un valor universal excepcional, considerándola como una de las primeras muestras del genio creador humano y un original testimonio de formas de vida extintas hace milenios. En 2008, el Comité del Patrimonio Mundial hace extensiva esa declaración a otras 17 cuevas decoradas de Asturias, Cantabria y el País Vasco, representativas de distintos aspectos de este primigenio fenómeno cultural, que acompañan a Altamira dando un contexto a su excelente conjunto parietal y ayudando a su mejor comprensión.
Las cinco cuevas asturianas son: cueva de la Peña en Candamo, cueva de Tito Bustillo en Ribadesella, cueva de Llonín en Peñamellera Alta, cueva del Pindal en Rivadedeva y Cueva de Covaciella en Cabrales, esta última no visitable.




Cueva de Tito Bustillo

La Cueva de Tito Bustilló (Asturias) fue descubierta en el año 1968 por un grupo de espeleólogos. El nombre de esta cueva se debe a que poco tiempo después de su descubrimiento uno de estos espeleólogos falleció, y en su honor se le adjudico el nombre de Tito Bustillo.
En 1970 se realizaron las primeras excavaciones en esta cueva a cargo de García Guinea.
Desde 1974 comenzarian las excavaciones dirigidas por Moure Romanillo, al cual se uniria desde 1974 Rodrigo Balbín. En estas excavaciones se recuperó una importante lote de objetos de sílex y hueso, además, de arpones, espátulas y azagayas.
La Cueva de Tito Bustillo esta formada por tres galerías. Nos encontramos con un importante repertorio de pinturas rupestres paleolíticas, entre las que destacan algunos ejemplares como ciervos, caballos, bóvidos, bisontes, renos, escutifomres, etc.
Cronológicamente estas representaciones se sitúan entre el periodo Solutrense y el Magdaleniense.
Desde 2008 esta declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Cueva de la Peña de Candamo

Descripción
La cavidad se abre en un empinado monte de calizas conocido como La Peña, desde el que se divisa parte de la comarca de Candamo por la que discurre el río Nalón en su curso medio. La Cueva de La Peña de Candamo tiene unos 60 metros de largo y es de muy fácil y cómodo acceso.

En distintos momentos del Paleolítico, entre los 18.000 y los 13.000 años aC, grupos humanos pertenecientes al Paleolítico Superior, facies Solutrense y comienzos del Magdaleniense, se reunieron en la caverna y dibujaron las figuras que hoy podemos contempla con gran deleite.

La cueva fue descubierta en 1914, pero las visitas indiscriminadas y el trato inapropiado hizo que el microclima interior se alterase hasta niveles que peligraron la conservación de las pinturas. En 1980 fue cerrada al público para restablecer los valores ambientales de la cavidad. Se reabrió nuevamente en 1994.

Las representaciones pictóricas están pintadas en negro o rojo, o bien grabadas con trazo simple o múltiple. Se distribuyen en tres sectores:
- La Galería con signos rojos.
- El Muro de los Grabados, el panel más importante donde se realizó una compleja composición de figuras en el que se ven representaciones de ciervos, toros, caballos, bisontes, cabras, antropomorfos, etc.
- El Camarín, que contiene la representación de un toro incompleto, caballos y un posible jabalí.
Las representaciones están pintadas en negro o rojo, o bien grabadas con trazo simple o múltiple.
Singularidad
Declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en 2008

Cueva del Pindal

La cueva de arte rupestre de El Pindal se encuentra en Pimiango (lugar del concejo o municipio asturiano de Ribadedeva) y al borde del mar. Fue descubierta para la historia del arte parietal en 1908. Es, por tanto, la primera manifestación del hombre prehistórico estudiada en Asturias.
Sus figuras, agrupadas en varios paneles y principalmente esbozadas en trazo rojo, representan bisontes, caballos y ciervos, signos claviformes, de puntos e impresiones antropomorfas. Una de sus figuras más famosas la compone el elefante con la mancha en forma de corazón, en el fondo de la galería.
Las pinturas se complementan con grabados asociados a diversos signos, destacando entre ellos la representación de un pez.
Estas muestras pictóricas pertenecen al Paleolítico Superior, en una imprecisa era posglaciar que se iniciaría hace 18.000 años y concluiría en el periodo Magdaleniense, 6.000 años antes de nuestra era. Sus autores eran cazadores y recolectores,
 especializándose en los últimos siglos en el marisqueo por el litoral marítimo, situado entonces más al norte del que hoy conocemos. Estos habitantes finales darían lugar al concreto periodo Asturiense dentro del citado Magdaleniense, caracterizado por sus útiles específicos para la tarea de la recolección de moluscos y crustáceos, y por la presencia de grandes concheros a la entrada de las cavidades.

La cueva de El Pindal fue declarada Bien de Interés Cultural con fecha 25-4-1924 (Gaceta 7-5-1924) y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 7 de julio de 2008. Este día recibieron el mismo reconocimiento las también asturianas de Tito Bustillo (Ribadesella), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales) y La Peña (Candamo).

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