Morfología de la Gaita asturiana
La Gaita Asturiana se compone de:
- Fuelle: Odre o bolsa hecha con la piel entera de un cordero o cabrito o con otros materiales como el Gore-Tex, que sirve como depósito auxiliar de aire.
- Soplete: Tubo para introducir el aire en el fuelle.
- Puntero: Tubo melódico de la gaita, con agujeros para digitar.
- Roncón: Tubo sonoro compuesto de tres piezas que emite una nota pedal de acompanamiento, que emite un sonido dos octavas por debajo de la tónica del puntero.
- Ronquín: Tubo sonoro compuesto de dos piezas, que emite una nota de acompanamiento de igual forma que el roncón, pero una octava por encima de éste.
- Asientos: Partes donde se insertan unas partes en otras. Generalmente ahora llevan en ellas válvulas de regulación de cantidad de aire.
El soplete es el tubo por donde se sopla. En el extremo inferior se pone la válvula torna-aire. En el extremo contrario tiene una boquilla entera o bien hecha de acero, marfilina o otros materiales.
El roncón se compone de tres piezas: prima, tercia y copa. Amplifica el sonido del payón, produciendo una nota dos octavas por debajo de la tónica del puntero. El espigo que conecta la prima con la tercia sirve de corredera para buscar la afinación, más grave si estiramos y más aguda si encojemos. El largo no puede ser fijo del momento que la afinación del puntero es variable de vuelta en vuelta, y tampoco es la misma de la que empezamos a tocar que cuando la gaita calienta. En el espigo de la prima que encaja en el asiento va el payón, lengüeta simple, natural (hecha con un tallo de canavera) o sintética (hecha con una lengüeta metálica montada sobre un tubo de plástico).
El ronquín está formado por dos piezas: prima y copa. Su funcionamiento es parejo al del roncón, produciendo una nota una octava más baja que la tónica del puntero. La colocación o no del ronquín produjo cierta polémica, dado que la inmensa mayoría de gaitas antiguas carecía de él, por lo que se consideraba que carecía de "pedigrí". Sin embargo, el ano 98-99 se encontró una gaita asturiana con ronquín en el concejo de Salas, hecha toda ella, incluyendo el ronquín, nada menos que por el famoso Cogollu.
El puntero, o tubo melódico, es un tubo de taladro cónico y lengüeta doble. Tiene 8 agujeros de digitación y otros tres acústicos llamados troneres. Estos últimos no son digitables. De igual forma que el roncón no produce ningún sonido por sí mismo, sino que se limita a amplificar el del payón, así el puntero amplifica y modula el que produce la payuela, que es la lengüeta doble con la que funciona. Ésta consta de dos tiras de cana, llamadas palas, amarradas alrededor de un tubo metálico llamado ferrete, y gobernadas por la presión que sobre ellas hacen dos travesanos de cana, preferiblemente bambú, amarrados a su vez entre sí, el llamado frenín, cuya función es la de graduar la mayor o menor abertura de las palas.
El elemento característico que hace sonar a la gaita asturiana es la "payuela". Consta de dos láminas de cana en forma de triángulo isósceles enrolladas en hilo alrededor de un tubo aplastado por una de sus partes. Alrededor de las canas se colocan dos láminas de cana como "freno", para controlar la longitud de vibración de las palas.
Diferencia entre Hórreo y Panera
La diferencia entre el hórreo y la panera es, fundamentalmente, la capacidad. La panera puede tener seis o más pegoyos, mientras que el hórreo siempre tiene cuatro
Los hórreos y paneras asturianos, con algunas derivaciones en regiones limítrofes, tienen un dudoso origen que se puede remontar hasta el Imperio Romano. Hay quienes creen que los gigantescos cajones de madera llevados sobre ruedas a los campamentos romanos en las campañas de conquista imperial, antecesores de las actuales caravanas, fueron abandonados con frecuencia y aprovechados por los lugareños, quienes los colocaron sobre unos apoyos para usarlos de almacén dando lugar, de esta manera, al nacimiento del hórreo.
La diferencia entre el hórreo y la panera es, fundamentalmente, la capacidad. La panera puede tener seis o más pegoyos, mientras que el hórreo siempre tiene cuatro. El hórreo suele ser muy simple en su perímetro, mientras que la panera suele tener, en gran parte, corredor y balaustrada. Y también son las paneras las más ornamentadas.
Estas construcciones están formadas, normalmente, por maderas de castaño y, excepcionalmente, por roble y otras maderas. Se pueden considerar como los primeros prefabricados de la construcción. Sus piezas van ensambladas sin un solo clavo, utilizando cuñas de madera. Con frecuencia, una panera formaba parte del ajuar de la novia. No hace mucho tiempo, cuando yo recogía dibujos y datos en la parte vieja de Navelgas, un viejo vecino me relataba que la panera que estaba fotografiando la habían traído, como dote, desde el pueblo de Yerbo, a unos diez kilómetros, en siete carros tirados por vacas. Tanto las paneras como los hórreos eran vitales en una casa de labranza, pues, en ellos, se almacenaban las cosechas y las carnes por sus cualidades de temperatura y conservación, estando, a la vez, aislados de los roedores y protegidos por los signos.
En Asturias, se pueden diferenciar los hórreos y las paneras según las zonas. En la zona central y oriental, están cubiertos de teja y destacan los de Guimaran, en Carreño, o los de Fuentes, en Villaviciosa. En la zona occidental, están cubiertos por pizarra o paja y cabe destacar los de San Emiliano, en Allande; los de Collada y el caserío de Valles, en Tineo; los de Padraira y Pelou, en Grandas de Salime, y los de Somiedo, entre otros muchos.
Los dibujos que, normalmente, se hacían en las colondras de la parte principal pueden ser superficiales o perforados, aprovechando sus huecos para dar ventilación al interior de la panera.
Los motivos son de lo más diverso. Nos encontramos frecuentemente soles o svásticas, cálices, motivos florales o geométricos e inscripciones. Dentro de estas últimas, me ha llamado la atención aquella que dice "... hízome el Guardia Civil retirado..." que está grabada en una panera de Llaneces de Calleras, en Tineo. En el pueblo de Collada, del mismo municipio, podemos encontrar un amplio conjunto con diversos dibujos y, en San Andrés de Bárcena, existe una panera profusamente decorada con motivos geométricos y una amplia inscripción ya prácticamente ilegible.
Cuando el viajero pasa su vista por las viejas tablas de estas construcciones se puede quedar sorprendido al encontrarse todos estos signos de los tiempos que portan mensajes generacionales. Lo único que tenemos que hacer es levantar la vista, contemplarlos e interpretarlos.
Rituales para la Noche de San Juan
Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de Junio
Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival y su principal significado era el de celebrar el instante en elque el Sol se hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer en el Solsticio de Invierno.
Para conmemorar y al mismo tiempo para atraer su bendición sobre hombres, animales y campos, se encendían grandes hogueras. Este festival se lo asocia a rituales destinados a obtener pareja o a conservarla.
Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de Junio, pero todos giran en torno a la glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por excelencia.
Realmente la noche del solsticio es la del 21 de Junio aunque la Iglesia la ha adaptado a la festividad de San Juan.
De igual forma, la presencia del agua es uno de los grandes símbolos de las celebraciones de San Juan que parece no tenerse en tanta consideración y que sin embargo, es una parte esencial de numerosos ritos de esta festividad.
El apelativo de "Verbena" a esta fiesta se lo dio la costumbre practicada en algunos lugares por las jóvenes casaderas de ir a recoger verbena a las doce de la noche en la víspera de San Juan, creyendo que con ello conseguirían el amor del hombre deseado por su corazón.
Otra de la creencias era que la pareja que saltaba unida la hoguera conseguía felicidad y buena fortuna.
Otra de las tantas costumbres es aquella en que las jóvenes arrojan guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las llamas y ellos deben recogerlas antes de que caigan al fuego. Las guirnaldas se guardan como talismanes de buena fortuna y, ocasionalmente, se quemaba alguna cinta en el hogar para procurar protección de sus habitantes y animales.
Algunos grupos para finalizar las ceremonias se introducen entre las olas, comulgando por un corto tiempo con el mar y recibiendo de él toda su fuerza.
Antecedentes paganos a esta festividad es la celebración celta del Beltaine ( significa “fuego de Bel” o “bello fuego”) , que se realizaba el primero de mayo y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas.
- Los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades y rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y solían sacrificar algún animal, para que sus plegarias fueran mejor atendidas.
- Las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador.
- Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas y por entonces, se atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días.
El Ritual de la Noche de San Juan utiliza la magia de las velas para conseguir nuestros propósitos. Está formado por un altar, seis velas con los colores del Arco Iris, una vela color marrón, una vela negra de menor tamaño, un recipiente con agua de manantial y unas hojas de laurel.
- El altar: Es el soporte sobre el cual vamos a realizar nuestro ritual. En él encontramos un círculo que representa los hechos consumados, es decir los deseos ya cumplidos, los propósitos conseguidos. Dentro del círculo se circunscribe un heptágono, polígono de siete lados, porque el siete es el número mágico por antonomasia y simboliza los grados de perfección.
- Las velas de colores: Las seis velas de colores representan a la luz blanca del Sol, símbolo de pureza, que al descomponerse da como resultado los seis colores del Arco Iris (rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta). A estos seis colores le sumamos el marrón de la séptima vela, color que simboliza la Tierra, madre fecunda y regeneradora, necesaria para que todo pueda nacer. Siete velas en total que en su conjunto representan nuestros deseos de luz, de pureza y de regeneración. Eso es lo que queremos conseguir, el lado bueno que nos espera representado en estas siete velas donde, una vez más, encontramos el número mágico por excelencia que nos ayudará a que el ritual sea un éxito.
- La vela negra: Simboliza la oscuridad que procede del negro, los males que nos acosan. Es de menor tamaño y por eso se encuentra en inferioridad con respecto a la luz blanca representada en el resto de las velas. La oscuridad del negro será vencida por la claridad del blanco.
- El agua de manantial: Según antiguas leyendas, el agua de los manantiales que utilizamos la Noche de San Juan cura los males, ahuyenta el mal de ojo, atrae juventud y belleza y contienen, además, virtudes fecundantes.
- Las plantas: Tradicionalmente las plantas que se utilizan esa noche tienen propiedades curativas o pueden utilizarse como amuletos protectores. El laurel, además es un símbolo de victoria y ahuyenta los malos espíritus.
- La oración: Si queremos verbalizar nuestras intenciones en esta noche podemos recurrir a estas oraciones que recogen el sentido del ritual y los fines que esperamos conseguir. Oración al encender la vela negra: "Esta vela representa la oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del Sol". Oración al encender las demás velas y por cada una de ellas: "La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido".
Esparcimos alrededor del altar algunas gotas de agua siguiendo el sentido de las agujas del reloj de manera que cerremos un círculo completo. Luego encendemos las velas, primero la negra pronunciando la oración: "Esta vela representa la oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del Sol". A continuación encendemos las demás velas por orden de numeración y pronunciamos la segunda oración por cada una de las velas en el momento de encenderlas: "La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido".
Nos concentramos fijando la atención en nuestro propósito y si lo deseamos escribiremos en dos hojas de papel, en una lo negativo que quemaremos con la vela negra (o en la hoguera) y en otro lo que deseamos que suceda que guardaremos hasta la próxima noche de San Juan, recordando las oraciones, pensando que todo lo malo quedará eliminado, vencido, excluido de nuestra vida. Sentimos cómo la luz que sale de las seis velas del Arco Iris se funden en el blanco purificador del Sol empujadas por la fuerza que fluye de la luz de la Tierra, luz fértil y regeneradora.
Unidas las siete fuerzas comienzan a devorar la luz que procede del negro, de las tinieblas arrasando los males pasados, presentes y futuros. El lado oscuro que queremos destituir va sucumbiendo. Lentamente se impone la claridad. La luz domina sobre las tinieblas. El círculo se cierra, los hechos se han consumado. Visualizamos los deseos cumplidos encerrados en el círculo donde nadie nos los puede arrebatar, percibimos la alegría que nos produce caminar hacia lo saludable.
Luego, siguiendo las costumbres ancestrales, saltamos por encima del fuego como acto que culmina el definitivo cumplimiento de nuestros propósitos. Finalmente, si no disponemos de tiempo para que las velas se consuman por sí solas, las apagamos empezando por la negra y terminando por las de colores en el mismo orden en que las encendimos. El laurel que hemos utilizado en el ritual podemos colocarlo en cualquier lugar de nuestra casa porque de él seguiremos obteniendo la protección que necesitamos.
Con la culminación del Ritual de la Noche de San Juan hemos conseguido una vez más que la luz triunfe sobre las tinieblas, que el lado oscuro quede sepultado definitivamente bajo la espléndida luz blanca que acompaña todo lo bueno que a nuestro alrededor existe. Y ahora, alborozados, empapados de nuestros buenos deseos dejemos que nuestro ser sea capaz de rezumar y regalar la concordia y luz que hemos conseguido, al menos hasta la próxima Noche de San Juan